DIBUJO &
OBRA GRÁFICA
DIBUJO &
OBRA GRÁFICA
......sus laberintos son eso y sólo eso: una interrogación que se afana angustiosamente por encontrar una respuesta.
Y las respuestas se nos empiezan a aparecer, o al menos eso creemos, a través de unos signos que se sobreponen al cuadro, a la manera de misteriosas señales que anuncian (o deben de anunciarnos) nuevas salidas a nuevos horizontes......
Eso pensamos. O mejor: eso sentimos ante estas nuevas obras del siempre esotérico Ibirico.
Al igual que Lautréamont , Ibirico concede al Misterio la razón de ser la esencia (esencial) de toda obra de Arte.
Emilio Sanz de Soto
Ibirico Y la Dilatación Onírica del Esquicio
La teoría de Lezama Lima sobre la imagen como producto de una causalidad metafórica en constante progresión, se posó de inmediato sobre cada uno de los dibujos de Ibirico, cuando la mano del enviado, Geo Ripley, los iba rodando como cartas del tarot sobre una superficie infinita. Por primera vez contemplé una serie interminable de laberintos en un laberinto; un laberinto que se reproducía en los trazos de cada formato, y a la vez, cada formato multiplicaba hasta lo inconcebible al mismo laberinto en los pasillos y surcos de otro impredecible. Y lo más extraordinario, al pie de cada dibujo un hexagrama (otro laberinto), para testimoniar la presencia del I Ching, la fuerza inmoldeable de lo imaginario.
José Mármol
......Un viaje mental sin salir ni de su casa ni de sus presupuestos estéticos, en el que, paradójicamente con el fin de no perder el norte, lleva como brújula el logo de su laberinto, sello postal de todos los objetos que desde su estudio envía para ser contemplados por los demás.
Admirador profundo de Lezama Lima, Ibirico aspira a conseguir con su pintura lo que aquél con su literatura: crear mundos increíbles sin dejar de vivir en una isla de la que jamás salió.
Javier Olivares
El sarcástico Ibirico hace cruel a la vez que tierna mofa de la “Grandeur” de los fastos imperiales, de los castillos del Rhin…De los belicosos barones, infantes austro-húngaros, gordas ladies o grasientas peripatéticas de Kasbah. Una cosmografía de pesadilla, en la que Aracné atrapa por fin al Doctor Freud.
José
Jardiel (El Albir- Verano 1983)